Este fin de semana aproveche para visitar mis tres opciones para el banquete.
Hay que visitar los sitios, porque yo creía que me gustaba uno, pero al ir a verlo me di cuenta que era anticuado, que era pequeños, que hacían más bodas y se oía de una a otra, que también era restaurante y entraba más gente y que aun que, en opinión de conocidos, sea el mejor lugar para la comida y el servicio, la decoración era nefasta, las flores de plástico y la atención para informarte de los más hermética. Lo mínimo posible, no te dan los precios con la excusa que en 2016 cambian...
El primer lugar que visite, me di cuenta que tampoco cumplía mis expectativas ya que estaba orientado para realizar bodas en exterior, siendo todo jardín, y el salón cubierto con decoración muy rustica, algunos muebles castellanos y las mesas rectangulares Burriquetas con tablones encima¡¡¡
Y el que me encanta, un Hotel, tiene todo lo que me gusta, moderno, limpio, elegante pero tiene las peores opiniones de los familiares en su visita a una boda. Al parecer el personal es joven y no esta enseñado, la comida salió algo fría y sobre si era buena o mala no se ponen de acuerdo. Pero eso no me importa, si es buena o mala, porque eso también depende del menú que elijas. Es peor la atención a los invitados.
Ahora dentro de mí hay un conflicto entre mi yo caprichosa y mi yo práctica.
Pero por ahora gana la caprichosa porque me está dando buenos argumentos.
El lugar que me gusta no tiene personal preparado, pero tienen más de un año para formarse.
La comida no era ni buena ni mala, eso también depende de lo que elijamos.
Y en cuanto a que en el otro lado tienen más experiencia y se come mejor, lo mata que el lugar me horroriza. Le he pillado manía.
Y es que cuando entre en el hotel, supe que esa era el lugar, que era lo más parecido a lo que quería y podía encontrar allí.
Otra cosa más que me paso, es que descubrí que algunos fotógrafos te dan cita para mostrarte su trabajo. Y por ello, la semana que viene os hablare de los fotógrafos y de cómo llevo ese tema.
Por ahora seguiré sopesando pros y contras de los lugares, pero me temo que mi corazón ya ha elegido y no hay nada que hacer.
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