En las bodas se utilizan muchas flores. Hay algunas que han
de ser cortadas, como el reamo, pero yo que creo que las plantas tienen derecho
a vivir y que también sufren al cortarlas, a su manera, he pensado que voy a
matar dos pájaros de un tiro o eso voy a intentar.
Voy a buscar alguna planta que florezca en otoño invierno y
voy a comprar un par, voy a cultivarlas y ha ir haciendo macetitas para decorar
las mesas, y si puedo para decorar alguna otra parte del lugar de la boda.
Y ya que es casi costumbre que los invitados se lleven los
centros de mesa, que mejor que se puedan llevar una planta que no solo les
decore unos días, si no que pueda permanecer con ellos meses o años, que puedan
tener en su casa, balcón, ventana, jardín y que de vida y alegría cuando
florezcan. Y cuando les pregunten de dónde sacaron esa planta, siempre podrán decir
de la boda de…
Es como darles otro regalo, pero a la vez ahorrando y
decorando algo que había que decorar de todas formas.
Ya os iré contando cómo va la búsqueda de la o las plantas,
que tal me va durante el año mi idea de hacerlas crecer y de crear esquejes
hasta tener todas las que me hagan falta.
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